Las redes sociales cada día parecen servir menos para encontrar respuestas a los grandes interrogantes que nos agobian cotidianamente como sociedad, pero en cambio suelen profundizar esas dudas y por esa vía indirecta a algunos nos conducen a buscar las salidas aún con mayor ahinco. Esto pensaba este autor al leer hace un par de días, en un intercambio de comentarios de docentes locales que se quejaban por algunas deudas que el estado provincial les reclama por conceptos muy difíciles de admitir. Una de ellas hacía referencia a lo que considera una mansa entrega y resignación de la mayoría de los docentes y hasta una falta de solidaridad de ellos para con los colegas afectados. En el ida y vuelta de las opiniones, una de las protagonistas se preguntaba «cuándo» se perdió esta virtud del compañerismo, de la solidaridad, del unirse ante problemas comunes, del inicio de esta resignación denunciada. Y por cierto que tal como se afirma mas arriba, si bien la opinante no entrega respuestas, la pregunta puntual de cuando ocurrió esto conduce inevitablemente a respuestas, naturalmente personales y subjetivas, pero que si son escindentes de los factores preponderantes que han provocado este cambio cultural, deberían ser aportes valiosos para la construcción de respuestas colectivas.
Es que estos cambios en la sociedad no se producen mágicamente ni en cortos lapsos de tiempo. Llegan por una multiplicidad de factores que no solo coinciden tal planetas alineados sino que permanecen durante un período tal que su efecto perfore la epidermis de esa sociedad y se meta en su organismo y hasta en su corriente sanguínea.
Ergo: es muy difícil luego erradicarla. Y mucho mas aún evitar los efectos de semejante trastorno.
Entre esas respuestas, se nos antoja entrando ya en el tema puntual, no puede ignorarse que los argentinos hemos sido conducidos a vivir fuera del tiempo real desde hace varias y consecutivas décadas. Una interminable lucha entre el pasado y el futuro, sin estación ni anclaje en el presente, nos ha ubicado en un tiempo virtual, donde la realidad, los problemas cotidianos, «la única verdad» no aparece en el parabrisas del vehículo que nos transporta.
Vale remontarse al momento de la recuperación de la democracia que llegó en medio de múltiples inconvenientes blandiendo la bandera futurista del «….se come, se cura y se educa» mojón desde el cual se inició un camino que nos fue llevando a la decepción de resultados que con la llegada del futuro no eran acompañados por aquellos pronósticos tan optimistas. Y comenzaron a llegar las preguntas y la incertidumbre. ¿Y qué respuesta nos dimos los argentinos?.- La herencia de la dictadura.
Nos prometimos el futuro. Culpamos del fracaso al pasado.
Y llegó otro gobierno. Y las grandes y contundentes promesas de un futuro mejor. Y con alguna «primavera» otra vez arribó el invierno de la pobreza, la desinversión, la inseguridad, las fallas en salud. La decadencia.
Y un nuevo gobierno plagado de los mismos anuncios para los tiempos por venir. Y el fracaso. Y las res-puestas: el pasado. Todo lo malo……Menem lo hizo.
Hasta que el colapso y los herederos dijeron que todo sería mejor, pero había que superar la herencia de la Alianza.
Y así entre lo bueno que vendrá y lo malo que nos pasó se nos fueron casi cuatro décadas. Hoy una docente se pregunta «cuando» pasó esto. Y la respuesta es en todos estos años, donde solo nos preocupamos si gobernaron nuestras «simpatías» para aplaudirle hasta los errores o nuestros «infumables» para silbarles hasta los aciertos.
En todo este tiempo, que incluye doce años del matrimonio Kirchner donde solo existió el amiguismo del pensamiento único y todo lo demás eran reclamos de los gorilas, opositores, de los dueños de la plata, aun-que en el gobierno se erigían los nuevos y mas pode-rosos ricos del país. Ya no había solidaridad entre los docentes….., ¿O recién ahora detectan que hay conflictos docentes cuando existieron cuatro períodos anteriores sin comenzar las clases en la provincia?. ¿O había solidaridad en el periodismo donde un «pepe» Eliaschev era condenado por «mentir» que se estaba elaborando un acuerdo con Iran y se lo echó a la calle. O un periodista de la TV pública padeció lo mismo por atreverse a hacerle una pregunta incómoda a un militante K en el noticiero?. ¿O cuándo Hebe de Bonafini hacía cualquiera de sus anuncios y amenazas contra lo que fuera ¿O la presidente respondía «si quieren gobernar armen un partido político y ganen las elecciones» y cuando eso ocurrió no entregó siquiera los atributos a su sucesor.
Ahí; en ese momento se seguían perdiendo la solidaridad, el compromiso, el atender al otro. El otro, sino piensa como yo, ya era algo mas que un adversario. Nunca un vecino. Mucho menos otro argentino. Mu-chas veces ni siquiera un familiar.
Y llega la actualidad, para no ser nosotros también parte de este tenebroso juego de pasado/futuro.
Casi todos estos hábitos siguen vigentes. Algunos mas disimulados. Otros ‘perfeccionados. Pero vigentes.
Hace horas alguien con cautela ya, osó preguntarle a la gobernadora bonaerense que pasa con la causa de los aportes truchos de las campañas de Cambiemos, su espacio político. Y la respuesta que categóricamente muestra que cambia el collar, pero no el perro. «Nosotros no nos financiamos con la plata de la droga» dijo Vidal en alusión a ciertas causas judiciales que investigan algún aporte a las campañas de los anteriores gobernantes.,
«Ehhhhhh, Vidal. Gobernadoraaaaaaaa» bien se le pudo gritar. «No le estamos preguntando como se financió el anterior gobierno. Le estamos preguntando de su uso de identidades falsas. De la causa por posible lavado de dinero. Del listado de cientos o miles de ciudadanos que ya con su silencio son meros cómplices de esa causa. Esa es la pregunta».
La explicación está en el pasado. También para Vidal. La respuesta: haremos todo para que en el futuro no vuelva a ocurrir…..
¿Y en el ahora? ¿Y con esta y tantas causas de ahora?. De este gobierno. De estos funcionarios.
Este es el futuro, que en algunos años será el pasado con el que los gobernantes venideros justificarán sus errores de entonces.
¿Cuándo? Se preguntaba la docente. En todo este tiempo mientras nos entretuvieron con la cada día mas creciente y efectiva división para decidir si aliado o enemigo. Ellos, todos fueron generando esto que hoy nos afecta a todos.
Si somos capaces de aceptar el diagnóstico, tal vez algún día comencemos un tratamiento recuperatorio acertado. Mientras tanto, este organismo social no puede evitar los efectos de tamaña enfermedad.
(Editorial publicada en la edición de TIEMPO de Ranchos del sábado 10 de noviembre de 2018)