Por Héctor Ricardo Olivera
El físico alemán Albert Einstein dijo alguna vez que si hacemos lo mismo es imposible esperar resultados distintos.
Su inteligencia superior que lo llevó a crear la Teoría de la Relatividad avala sus dichos con la contundencia de su verdad.
La frase de Einstein debe alimentar hoy, acá y ahora, la tarea de superar el grave problema que en nuestra Provincia significa la huelga docente que Dispuesta por los sindicatos ya ha robado a los alumnos 26 días de clase al que se sumará uno más el miércoles y seguramente algunos otros.
En virtud de ello parece ser hora de cambiar los métodos de conducción porque, repitiendo al físico alemán si se hace siempre lo mismo es absurdo esperar resultados diferentes.
Las reuniones paritarias que sientan en una mesa a Baradel y su tropa de un lado y al Gobierno del otro es una escena que aburre por lo repetida e inquieta por lo ineficaz.
De la dirigencia sindical politizada no es dable esperar más de lo que se ve.
Para ellos la escaramuza es una batalla en el marco de una guerra mayor que solo aspira a complicar la gestión oficial con la declarada intención de desplazar al Gobierno.
Lo han dicho claramente junto con otros personajes de la misma runfla y es, en verdad, un ejercicio que la Historia trágica de la Argentina Viene sufriendo desde hace décadas.
Baste con recordar que el último gobierno no peronista que completó su mandato fue el de
Marcelo Torcuato de Alvear en 1928.
De ahí en adelante Irigoyen, Frondizi, Illia, Alfonsín y de la Rúa cayeron víctimas de la acción fascista de militares, grupos concentrados de la economía y la eterna complicidad de “la columna vertebral del peronismo”, la oligarquía sindical.
Parece entonces imprescindible cambiar de táctica para no repetir experiencias tortuosas.
Si es necesario juntarse otra vez, y otra y otra para ofrecer un aumento de sueldo que Será inevitablemente rechazado, que lo hagan.
Pero lo malo es que el Gobierno se conforme con esa simulación de prolijidad.
Junto con ello hay que cambiar el chip para pensar y actuar distinto.
Para empezar, debemos entender que el problema de la educación en la Provincia de Buenos Aires, como en todo el País, no son los Sueldos sino lo que se enseña en las aulas.
Así pensada la situación la cuestión salarial será una más a la que atender pero en el marco de un esquema más amplio que tenga por eje central lo que los alumnos reciben cuando están en el aula.
Hoy es una falla notoria la carencia de información que permita a la sociedad conocer datos imprescindibles para formar opinión y generar acciones necesarias.
No es posible que Baradel sea más conocido que el Director General de Escuelas de la Provincia.
Tampoco lo es que cada evaluación de una huelga nos someta a la repetida canción que en la versión sindical dice que el acatamiento fue del 90 % y en la versión oficial que fue del 40%.
Los medios de prensa y fundamentalmente las redes sociales que hoy llenan de información a todo el mundo deben ser una herramienta que aclare los números para que cada familia de cada lugar sepa en verdad QUE pasa en las escuelas donde van sus hijos.
Hay que organizar redes locales de padres para que la información les llegue cierta y exacta.
Esas Mismas redes sociales han de servir para conocer los montos reales de sueldos que perciben los docentes que en una sociedad deseada seguramente serán escasos pero en nuestra realidad es posible que estén muy por encima de lo QUE cobren los padres de los alumnos por jornadas de trabajo más largas y más duras.
Asimismo, si los días de huelga son descontados a los docentes, ese monto debe ser destinado a premiar a los maestros que van a dar clase.
No significa un aumento del gasto del Estado, sino un simple paso del destino de esos fondos al docente que trabaja.
El caso de las escuelas de Moreno que fueron cerradas por sus directivos a modo de protesta por la tragedia que significó la muerte de una Docente y un auxiliar no puede ser tolerado mansamente.
No es el único caso irregular.
Es necesario informar detallada y diariamente cómo va la investigación del simulacro de secuestro y tortura de la maestra que dijo que le habían escrito con un punzón “ollas no” en su vientre y la investigación ha demostrado que era una farsa.
También deben saber los padres que es de las maestras que armaron una fiesta cumbianchera en una de las escuelas cerradas por supuesto peligro edilicio y fue visto por televisión.
Tampoco puede olvidarse que hubo maestros que invadieron las aulas para contarles a los alumnos que Santiago Maldonado era un desaparecido cuando en verdad murió trágicamente por un accidente.
Se trata, en suma, de cambiar de actitud para retomar el sentido de la autoridad y su ejercicio democrático usando las herramientas que la gente usa todos los días para informarse.
Si la mitad de los 280.000maestros no están sindicalizados, hay una base importante para trabajar en procura de la superación de los problemas.
Para ello es imprescindible, antes que nada, reconocerlos.
Y entonces imaginar soluciones posibles.
Porque, otra vez, el problema de la escuela es lo que los chicos aprenden, que no es lo suficiente.
Lo demás es accesorio y deberá igualmente ser atendido, “todo en su medida y armoniosamente”, como decía el General.
La Ley provincial 10.579, Estatuto del Docente, tiene más de 30 años y está plagada de decretos, otras leyes y cantidad de resoluciones que la han vaciado de contenido.
Por vía del absurdo podría decirse que de su articulado es posible que surja una licencia por embarazo de un maestro y otra de próstata para una maestra.
Es hora de cambiar, por los chicos, por los grandes responsables y por la República…