La decisión del gobierno de la provincia de Buenos Aires de modificar la ley 11.769 que le otorga a todos los municipios de la provincia el pago por parte de las empresas proveedoras de Luz (6%) y de agua (4%) de porcentajes sobre la facturación del distrito en concepto del uso del espacio aéreo y terrestre para sus redes ha generado un natural rechazo de los municipios que en medio de la ejecución de sus ajustados presupuestos recibe un verdadero atropello a sus autonomías y golpe a sus arcas. En este medio nos hemos referido largamente a las consecuencias de esta medida que le quita al municipio local, algo así como 5 millones de pesos (mas de un aguinaldo completo) para cedérselo a la empresa (en este caso a la cooperativa) generando un perjuicio de inevitables consecuencias. Pero para mayor ilustración, hoy utilizamos nuestra columna editorial, para copiar la nota que publicara el Secretario de Economía de la Municipalidad de Tandil, gobierno de CAMBIEMOS y ciudad natal del presidente Macri para comprender mas aún el tema. A la vez cabe destacar, el aporte a la democracia que hace que funcionarios de un municipio, primero tengan puesta la camiseta de su municipio y luego la partidaria.
El autor es el contador Daniel Binando.
La mancha
Siempre me vuelve la nostalgia risueña cuando veo las decisiones de nuestros gobernantes a la hora de bajar el gasto público. En simples palabras, recuerdo las mañanas frías del primer recreo en el Colegio San José, en la primaria cuando jugábamos a la «mancha». Era muy divertido, todos corríamos para que no nos alcance el compañerito que tenía la mala suerte de ser el portador de la «mancha».
Cuando te alcanzaban, te convertías en la mancha y tratabas de tocar a otro para librarte del suplicio transfiriendo la carga. También había algunas reglas implícitas, no valía de-volver la mancha al que te la dio y siempre se buscaba al más lento para transmitir rápido la mancha.
Y bueno, necesariamente encuentro puntos de contacto entre esas aventuras de la infancia con los designios de nuestros gobernantes. Aclaremos de entrada que da mucha lástima, pero es increíble ver cómo se van pasando la culpa y la pelota entre todos para evitar hacer lo que tienen que hacer. Hoy tenemos un Gasto Público enorme que pocos quieren bajar y una recaudación por impuestos que nadie quiere tener, y esto es un problema porque se genera déficit público.
Pero para evitar tener que sufrir los costos electorales, desde la Casa Rosada implementaron el llamado gradualismo, haciendo una transición muy light de la reducción de los déficits de la economía, con escasos cambios que nos hicieron llevar a pedir un préstamo al FMI para seguir bancando la fiesta del gradualismo. Uno de los economistas que mejor definió el contexto fue Carlos Melconian con su frase «Boludeaste dos años con las buenas ondas y ahora vas a recoger inflación y baja en el nivel de actividad».
Pero sin embargo, lo más llamativo de la cuasi rigidez de gastos nacionales, es que transmite rápido la responsabilidad a terceros. En este caso, la Nación pidió «responsabilidad fiscal» a las provincias, sabiendo que la contribución provincial a los números rojos de la economía es minúsculo. Y estos gobernadores, se pasan rápido la «mancha» al compañerito más lento del curso: los municipios.
Todo rápido y sin medias tintas. Uno de los ejemplos más esclarecedores fue la irrisoria medida de la gobernadora María Eugenia Vidal de reducir impuestos provinciales en las tarifas de servicios públicos. Hasta ahí, todo bien, cualquier impuesto que se elimine es bueno en primer término y uno ve con buenos ojos que el gobierno provincial se ajusta el cinturón. Pero si observamos con más detalle, el grueso del ajuste presupuestario no incide en las arcas provinciales, sino que afecta de lleno a los municipios.
Y es así que, con la mancha, le llegó el momento de ser el paria a los municipios y Tandil va a recibir entre 30 y 40 millones de pesos menos de ingresos por año. Así no no-más, de un saque, sin gradualismo, ajuste total sin previo aviso. Esto afecta muy duramente a los presupuestos municipales, a la calidad del servicio eléctrico que también incide en la seguridad de la ciudad y también a la autonomía municipal consagrada en la Constitución Nacional, porque de prepo te dicen que no tenés más tantos millones de pesos en medio de un presupuesto que se está ejecu-tando.
Pero claro, el IVA a 21 % de la tarifa se sigue conservando y buena parte de los ingresos provinciales también, pero para los municipios, se vino ajuste total. Yo creo que así no funciona la cosa muchachos, uno entiende y pone el cuerpo para solucionar los desastres económicos que generó el kirchnerismo en la economía y en la distorsión de los precios en los servicios. Pero no se puede pedir austeridad mientras que los políticos no se ajustan los cinturones.
Los símbolos son importantes, la austeridad tiene que estar en pequeños detalles que surgen del sentido común. El intendente Lunghi se encarga de controlar si dejan la estufa o las luces prendidas en los despachos cuando se van los funcionarios, y por otro lado vemos a Triaca mandando una comitiva oficial de 47 personas a la cumbre mundial del trabajo en Ginebra. O que se pidan presupuestos de doscientos mil pesos para que los empleados de la Jefatura de Gabinete nacional tengan frutas en las oficinas.
Incluso en nuestra ciudad vemos que la austeridad no le llega a la corporación política provincial. Mientras que Vidal le niega treinta millones de pesos a los tandilenses por año, le genera un cargo a un amigo del poder, es decir, se instaló en Tandil una oficina del OPDS. Que seguro no tienen la más pálida idea de que significa porque yo tampoco cuando me lo contaron. El OPDS es la Oficina Provincial de Desarrollo Sustentable, y la pusieron en Tandil. Y vaya casualidad, la administra un porteño que desconoce el pago local. ¿Es necesario generar una oficina de Desarrollo Sustentable en Tandil? Seguro argumentarán distintos chamuyos que ya conocemos, pero me pregunto de nuevo ¿Es necesario? Estamos en el siglo XXI hay otras formas de que el estado esté presente, no veo la necesidad de tener un gasto así si pedimos austeridad.
Conclusiones
Hay cuestiones que tienen que ser consultadas, no puede ser que los mandatarios locales se enteren por TN que van a recibir menos dinero. Son cosas elementales, hay mucho trabajo donde se sacan los pelos de los nervios para armar un presupuesto local equilibrado para que de la noche a la mañana descuenten partidas.
Quizás no es mucho treinta millones de pesos para los presupuestos provinciales, pero para Tandil si lo es. Y más teniendo en cuenta que cuando se instala de prepo, lo primero que se afecta son las obras públicas tan necesitadas. Es necesario tener un poco más de cintura y sensibilidad, de trabajar en equipo. Es totalmente entendible que se quiera bajar el costo de la tarifa de luz para que no haya tanta crispación social, pero los municipios juegan en desventaja.
Primero porque evadir impuestos locales no es un delito, es una contravención ya que no está contemplada por la Ley Penal Tributaria. Antes de que se pague por medio de la tarifa de luz, la cobrabilidad rondaba el 65% porque los vecinos no pagaban, y esto afectaba a los que cumplían porque tenían que pagar más para poder reemplazar lo que no pagaban los infractores. Ahora la sociedad tandilense y de todos los municipios van a tener que re-plantearse muchos conceptos: ¿Qué tipo de servicio quie-ren? ¿Cuánto están dispuestos a pagar por la calidad del servicio? ¿Debemos seguir financiando combustible y alquileres a dependencias provinciales? Ahora con menos dinero, se verán afectados servicios o cuestiones locales.
El cambio lo hacemos entre todos, pero en serio. El presidente y la gobernadora representan un cambio para mejor, y están haciendo muchas cosas para no volver al pasado, pero en algunas cosas en mi criterio fallan y creo que es sano decirlas. En este caso, eliminar impuestos que afectan a los municipios sin avisarles y que la gobernadora salga en los medios diciendo el «esfuerzo» que significa, mientras que no compromete la estabilidad de su presupuesto es algo reprochable. Sin contar también los sueldos que pagamos todos para que vengan a militar a la ciudad personas foráneas.
El gradualismo sin dudas se pasaría mejor si hubiera más mentalidad al estilo del intendente de cuidar si las luces están prendidas en el municipio, creo que los símbolos son necesarios para creer. En vez de pasarse la mancha, se debería generar un gran acuerdo asumiendo la propia responsabilidad que cada estamento del poder democrático tiene. Pero no creo que sea acertado cortar el hilo por la parte más delgada. Desfinanciar a los municipios sin avisar creo que es un tropiezo, pero nos podemos levantar y seguir caminando por el camino que vamos, que en mi perspectiva es el correcto. Queda mucho por hacer y es por eso que debemos ir todos, juntos.
(Editorial publicada en la edición de TIEMPO de Ranchos del sábado 09 de Junio de 2018)