Mucho se ha hablado del rol de los gobiernos nacionales en materia de asistencialismo ante los cada vez mas numerosos sectores sociales en situación de extrema necesidad a los que se debe ayudar para paliar, solo eso, sus efectos.-
En ese contexto, con aprobación de todo el arco político nacional (¡Extraño esto de coincidir todos¡) el llamado Programa Universal de ayuda al niño ha sido bendecido con el visto bueno unánime. Solo las diferencias pasan porque se debiera pagar mas por ese concepto y a mas beneficiarios.
Naturalmente que cuando las llamas del fuego ya están quemando no hay otro remedio que llamar a los bomberos y tratar de extinguir el incendio. Y algo así ocurre con esta argentina de la hambruna, la desnutrición, la ausencia de todos los elementos básicos que hacen a la formación de un ser humano.
En la Argentina de hoy, el cincuenta por ciento de los niños menores de 14 años son pobres y padecen problemas de desarrollo ya insalvables.
¿Tenemos noción de lo que esto significa?.
Tal vez haga falta atender con mucha atención la visión de los máximos expertos. Como es el caso del médico profesor Juan Carlos Parodi. «Es en estos sectores de pobreza ex-trema es donde surgen la mayor cantidad de delincuentes, producto no solo de sus necesidades materiales, sino por la ausencia total de esperanzas, por carencias en su esquema neurológico, por falta absoluta de valores y de educación» dice Parodi, que además agrega otro dato mas que inquietante: «Y es en estos sectores donde hay mayor natalidad. Es ahí donde las mujeres suelen quedar embarazadas desde los 13 años y en cada casa hay cantidad de niños con promedios de cinco chicos por mujer»
¿Es necesario un profundo análisis para comprender que por la vía de la asistencia a familias numerosos, planes para mujeres embarazadas y otros para todos los niños, solo se está haciendo un viaje a lo imposible?. ¿Cuánto tiempo mas podrá resistir el estado el creciente reclamo de mas y mas personas en situación de exigir esos subsidios?.
Que además no solucionan casi nada por cierto.
Por supuesto que no estamos proponiendo la eliminación inmediata de estas ayudas que provocarían un estallido capaz de eyectar por los aires la convivencia misma y la existencia de lo que llamamos comunidad.
Pero el alerta es para reclamar la urgente necesidad de imaginar otras alternativas que nos den la salida a esta emergencia de final asegurado para engancharla con otra variante.
Mucho se dice y se discute sobre la posible existencia de mujeres que se embarazan para cobrar un plan universal por hijo. Nadie podría asegurar que es tan asi. Pero menos podría otro negar que esto ocurra.
Lo cierto es que se advierten caso de familias que por sus cinco, seis o siete hijos, calculan el ingreso mensual que tiene por estas asistencias.
En este contexto urge una profunda campaña de concientización de la proliferación controlada o madura. Comenzar a trabajar en el sentido que lo mejor que le puede pasar a familias en extrema situación de escasez es tener la menor cantidad de hijos posibles. Por ellos, por la sociedad en general. Por el futuro de todos, fundamentalmente de esas criaturas.
Abrimos con esto un debate de mayor espectro que el actual de la despenalización del aborto. Lo sabemos.
Pero en ese contexto, la pregunta existencial es la siguiente: mirando el futuro: la ayuda del estado o la incentivación del estado debe ser mas planes a mayor cantidad de hijos o comenzar a mirar lo que hicieron y hacen países orientales que salieron de estas angustiosas situaciones, logrando que cada familia tuviera un hijo o a lo sumo dos y premiaron esa natalidad controlada haciendo que esos hijos tuvieran todas las posibilidades, no solo de alimentación, sino de atención a la salud, educación básica y pro-fesional y oportunidades de un buen futuro?.-
¿No habrá llegado la hora de los programas de incentivo a quienes responsablemente comienzan a dar vuelta esta tendencia que nos lleva al abismo trayendo al mundo a niños que no podrán salir nunca de la marginalidad y complicarán cada vez la vida de toda la sociedad ?
Delicada cuestión y mucho mas para re-sumirla en una columna editorial. Pero que desearíamos ver en la agenda de los grandes temas debatidos con la pericia e idoneidad que el mismo exige.
No es tan difícil advertir que por el camino que transitamos, aunque toda la dirigencia aplauda estos programas de ayuda, no hay otro final que el colapso de toda una sociedad. Porque al fin y al cabo, en varios aspectos esenciales de nuestras existencias como lo son vivir en plena libertad, transitar libremente por nuestras calles, hacer que nuestros pequeños se críen al libre albedrío, jugando en las plazas, paseando por los parques etc, etc, hace mucho que ya somos todos muy pobres.
Aplaudan, aplaudan no dejen de aplaudir…..pero por favor que aparezcan las mentes mas lúcidas a pensar como cambiar esta triste realidad y empezar a caminar estos caminos en sentido inverso.
(Editorial publicada en la edición de TIEMPO de Ranchos del sábado 24 de Marzo de 2018)