Se cumplen hoy exactamente 18 días de un episodio tan lamentable como que nace de la muerte en la vía pública de un conocido vecino ranchero.
Obliga dicha circunstancia a poner ante todo esto, porque nada de lo que pueda comentarse en torno a lo sucedido con posterioridad puede equipararse a la pérdida de la vida de un ser humano.
Pero quiso el destino que a partir del suceso de salud de esta persona que se movilizaba en su bicicleta, la gran pasión de su vida y sufriera una insuficiencia cardíaca en pleno acceso a la ciudad se sucedieran una serie de comportamientos de funcionarios públicos que no pueden ser ni ignorados ni menospreciados, porque dejan demasiadas dudas sobre los criterios observados en su implementación y porque, a todas luces, aún aceptando que no haya existido intencionalidad, generaron padecimientos y perjuicios a vecinos cuyos efectos en algunos casos ya no se reparan ni siquiera con alguna aclaración, disculpa o rectificación.
Lo que es el sostén de esta opinión es que el hecho ocurrido a plena luz del día y con varios testigos presenciales que en momento alguno retacearon sus testimonios y colaboraciones no debió generar en momento alguno mas dudas que las propias que debe instalar la justicia para dar lugar a procedimientos de rutina que descarten alternativas que no surjan a primera vista. Pero claro, esas instancias se deben establecer en base a por lo menos algún indicio y / o semiprueba y procurando no dañar a terceros con efectos muy difíciles de reparar a posteriori sobre todo en comunidades pequeñas como éstas.
Y lo cierto es que, a poco de ocurrido el hecho, con tres testigos presenciales afirmando sin la menor duda que en la muerte ya confirmada del vecino «no había participado tercero alguno» y con el certificado médico de la profesional del hospital que llegó al lugar minutos después a corroborar la situación y determinar «muerte por infarto cardíaco», insólitamente aparece imputado un automovilista que solo tuvo la culpa de pasar por ese lugar casi en el mismo momento de la descompostura del ciclista y que ante las señas de una persona se detuvo para tratar de auxiliar a la víctima.
Raramente todo indica que quien apostó a esa teoría sin sustento alguno fue un efectivo policial que llegó al lugar momento mas tarde. Y que evidentemente primero forjó una teoría y luego intentó por todos los medios hallar las pruebas que lo respaldaran. NADA EXISTIÓ PARA TAMAÑA HIPÓTESIS. NADA.
Pero si pese a esto, la explicación fuera la de peritar los vehículos que coincidieron a pasar por allí en ese instante, no fue UNO sino TRES, los automovilistas todos rancheros que pasaron casi sin distancia uno de otro y los tres se detuvieron a prestar auxilios.
Simple la pregunta: ¿Por qué uno involucrado en el intento de hallar un Homicidio Culposo y los restantes
uno como testigo y el otro (el que mas cerca venia en la fila) se presentó mas tarde como testigo de forma espontánea porque ni siquiera se lo registró?.-
Es cierto y válido destacar que en lo que hace a la instrucción penal, tuvo una corrección casi inmediata a-penas llegó a las manos del fiscal Sibuet que utilizó la única figura legal que a todas luces correspondía: «Averiguación de causal de muerte» quitando todo nombre de otra persona. Y solo restó el dictamen definido de la operación de autopsia que dictaminó sin duda alguna «Muerte por insuficiencia cardíaca».
Todo lo relatado alcanza ya para observar minuciosamente lo actuado. Porque durante ese lapso de horas en toda la ciudad solo se hablaba de la persona «que mató en un accidente el vecino fulano de tal».-
Una carga nada liviana por si hace falta aclararla. Para él, para sus hijos y familia en general. Sobre todo en alguien que por su condición de automovilista deportivo por mas de 20 años, por contar con un apellido muy caro al periodismo nacional (no por que merezca algún trato privilegiado claro está), hizo que la noticia corriera como un reguero por gran parte del país.
Pero es que no todo se limita a esto: pese a que en sede policial «se garantizó que no habría información a la prensa hasta que estuviera el informe de autopsia al día siguiente», promesa de la que este medio fue testigo y ademas hecho corroborado porque no recibimos información alguna en nuestro caso, que informamos en base a haber estado en el sitio y acompañado todo el proceso personalmente, un medio colega dio cuenta del caso en base a un comunicado de prensa de la policía que afirma haber recibido (y no ponemos en duda) que lo llevó a titular «En un accidente de tránsito muere un vecino» citando con pelos y señales (en base a ese comunicado) al supuesto autor, del supuesto accidente, motivo del fallecimiento.
Pasaron 15 días para que la Policía diera a conocer en un comunicado la verdad de lo ocurrido. 15 días en medio del tema mas comentado en toda la sociedad. De los reiterados pedidos del afectado y de varios editoriales en nuestros medios. De tener la IPP con la carátula impuesta por el fiscal actuante. 15 días. Dañando a alguien y naturalmente sin hacerle llegar al medio colega la aclaración al primer comunicado.
Es demasiado tiempo. Es demasiado daño. Es demasiada negligencia y demasiado hacerse el distraído.
La autoridad municipal de Seguridad afirma que no existió comunicado de prensa alguno. Lo que significaría tratar de falaz al medio colega. Pero tampoco lo dice pública y claramente en un comunicado.
Pensar que ante sucesos donde hay víctimas fatales, se pueda involucrar en la muerte de alguien a otro vecino sin el menor sustento por parte de la policía y parte de la justicia y además hacerlo trascender a los medios de prensa de manera subrepticia o al menos poco clara, es un comportamiento que debe ser esclarecido, sancionado y comunicado contundentemente para que no vuelva a repetirse.
Aunque en casos, ni aún así se repara el daño ocasionado.
(Publicado en la edición de TIEMPO de Ranchos del sábado 10-03-2018)