El tema que hoy decidimos tratar no es nuevo en esta columna editorial. Casi se está tornando una reiteración que procura, con escasas ilusiones de éxito, encontrar oídos prestos a paliar una situación harto injusta, lindante con lo irracional y que tiene en su espíritu e implementación, una premeditación que lo hace aún mas inaceptable, ilógico y – reiteramos – lindante con lo ilegítimo y hasta aún con lo ilegal.
Se trata del creciente sistema de cámaras mal denominadas de seguridad en las rutas argentinas. Ya desde la denominación surge un claro engaño tendiente a mostrar como de utilidad pública lo que es solo un artero esquema recaudatorio que no aporta un ápice a la seguridad del tránsito vial. Cámaras que se van distribuyendo cada vez en mas cantidad de un modo que evidencia la avidez por recaudar. No hay una se-lección de lugares peligrosos con antecedentes trágicos en los cuales, previa señalización acorde – que nunca se establece – se ubiquen los aparatos, sino que como un juego de «malos» contra incautos, queda claro que se eligen puntos donde «seguro que acá se la comen todos» refiriéndose a la cámara caza imágenes y la velocidad máxima impuesta.
El autor de esta nota, hacedor de miles de Kms mensuales hace mucho tiempo que procura experimentar todos los recaudos para acomodarse a los vericuetos de esta realidad, donde ni siquiera la llamada defensa del multado existe en la práctica. Resulta hasta burdo el derecho que en los hechos se le otorga al infraccionado al momento de efectuar algún descargo. ¿Cómo demostrar la realidad de los hechos contra una infracción labrada?.-
Ejemplos al canto: este lunes regresaba de la Ciudad de Buenos Aires y en la autovía dos ante un cartel que indicaba 80 Kms de máxima (en una recta que no justifica la reducción desde 130 Kms) con otro automóvil pegado al paragolpe trasero y haciendo luces para que lo dejara pasar, y con otro automóvil paralelo por el otro carril, tocar el freno era un suicidio y al in-tentar hacerle señas con el brazo, la reacción del «otro» fue tirarse por la banquina pasarme y cerrarme lo que no generó un accidente de casualidad. Y tal vez me llegue la multa por haber cruzado a 82 u 83 Kms por hora. Alguien me puede decir como lo de-muestro o explico ?
Otros casos: ruta nacional 226 en la rotonda de Laprida ( s e.u o.) me infracciona una cámara por circular a mas de 70 Kms de velocidad y según dice la misma la máxima es de 60 Kms allí. Días después pasé nuevamente por el lugar y busqué el cartel indicador y lo «descubrí» en medio de los pastizales de la banquina/zanja haciendo un esfuerzo. ¿Cómo se hace para ver al anochecer ese cartel?. Los que colocaron la cámara cazabobos, ¿No debieron preocuparse primero por renovar la cartelería y poner no uno, sino dos carteles bien visibles para alertar al automovilista?. ¿Qué hacer?. Llevar al juez al lugar a observar esto?. ¿O debiera haberlo hecho ya?.-
Pero el caso mas insólito para este escriba ocurrió en Bahía Blanca. En la circunvalación de la antigua ruta 3, en parte denominada ahora Avda. Dr. Raúl Alfonsín, hay un largo tramo en donde se cruza un puente elevado, absolutamente destruído, a tal punto que somos muchos los que hemos pagado por cruzarlo con un par de cubiertas nuevas destrozadas y allí se está construyendo una nueva pavimentación. Es un tramo realmente intransitable. Allí…..SI JUSTO ALLI, ordenaron un día en una rotonda instalarse a dos efectivos de la policía para observar si alguien se adelantaba a otro vehículo «porque está prohibido adelantarse en esta zona como lo señala la línea amarilla» me dijo uno de los agentes al labrarme la infracción, en medio de mi estupor, pidiéndole que me dijera «donde está la línea amarilla que él mencionaba». «Buenoooooo, tiene razón usted…..casi no se ve, pero explíqueselo al juez» me respondió. Y agregó: «Yo le hago la multa sin monto para que usted la discuta». No supe si insultarlo o agradecerle.
Resulta un atentado a la sensatez poner agentes en ese lugar, salvo para pedir disculpas a los automovilistas que pasan por el lugar. En realidad mi adelanto, fue venir a 15 Kms por hora (juro que no se puede andar a mas) esquivando pozos junto con otro vehículo que venía con varios pasajeros, hasta que frente a uno de esos cráteres, el de adelante decidió tirarse a la banquina y en mi caso esquivar hacia el otro carril, por lo que terminé adelantándome a ellos. Por eso, hoy debo abonar CUATRO MIL PESOS DE MULTA !!!.
Lo relatado alcanza para justificar este editorial casi personalizado (un hecho excepcional en la historia de esta columna), pero podrían agregarse varios casos mas. Alguno en la Ciudad de Buenos Aires donde las grúas trabajan a destajo y hay lugares donde llegaron a explicarme que «esas tres cuadras que ve llenas de autos estacionados están todos en infracción». Prueba evidente que algo falla en la prevención que debiera existir. Se hace todo lo posible para que todos terminemos en infracción para recaudar cómodamente. No se evita ningún riesgo en nombre de la Seguridad. Se alienta la infracción y se cobra.
Pero nos alienta esta descripción la cara mas trágica de todo este sistema. Acaba de morir un chico mas en Pinamar en accidente de cuatriciclos como ocurre desgraciadamente cada temporada en nuestras playas. Hace un par de semanas otra víctima de igual forma murió en Monte Hermoso. Estas muertes no son accidentes. PORQUE SE PUEDEN EVITAR. Y sin embargo resultan un clásico.
¿Dónde está el verdadero interés de proteger?. ¿De dar seguridad?. Operativos como el llamado SOL o como se llame? Seguridad Vial ?.- Pinamar tiene un solo acceso desde la ruta: Bastaría con prohibir ingresar con cuatriciclos y al llegar, interceptarlos y retenerlos hasta que termine el verano.
PROHIBIR. La norma que mas se usa en la Argentina y que menos se cumple. El sistema de seguridad que nos inunda de multas en todo el territorio bonaerense en nombre de la seguridad no puede cuidar la vida de los chicos en sus playas y permite que se maten entre ellos.
Hay que terminar aquí en nombre del espacio. Solo queremos advertir que no se les vaya a ocurrir poner cámaras y cobrarle multas a los cuatriciclos en las playas. Porque seguramente van a recaudar mucha plata. Pero los chicos van a seguir muriendo. Como pasa en nuestras rutas.
Cada día mas infracciones. Fortunas de dinero. Y las muertes crecen entre rutas maltrechas, falta de banquinas y mantenimientos aún en aquellas donde ya hace rato se pusieron los peajes que también aumentan todos los días y nadie sabe para que sirven.
(Editorial publicada en la edición de TIEMPO de Ranchos del sábado 27 de Enero 2018)