Resta solo una semana para las elecciones generales y con la campaña tan avanzada se conocen los ejes principales de los candidatos que disputan en tres fuerzas los cargos electivos municipales. Ha resultado grato escuchar de los candidatos de al menos dos de las fuerzas -los candidatos que resultan hasta el momento la segunda fuerza evitan a los medios de este grupo- la convicción por trabajar en procura de jerarquizar y «empoderar» – así lo sintetizó una de las postulantes – al Poder deliberativo comunal.
«Es cierto que de alguna manera desde el oficialismo tenemos una responsabilidad en esta realidad. Siempre hemos procurado lo mejor, pero seguramente privilegiamos la relación personal con el ejecutivo y perdimos la jerarquía que debe tener el Concejo Deliberante» sostiene el candidato en primer ligar del oficialismo, que casualmente es hasta diciembre funcionario del ejecutivo.
En la misma dirección lo han dicho candidatos de quienes ocuparon el tercer lugar en las PASO de agosto. «El Concejo debe ser el recinto donde los concejales realicen sus tareas principales. Y adonde los ciudadanos puedan dirigirse cualquier día y en cualquier horario».
Existen coincidencias aún en quienes ejercen o han ejercido cargos de ediles que el HCD en la actualidad ha retrocedido notablemente en su inserción en la sociedad. «Hace 20 años el Concejo marcaba la agenda política de la ciudad. Era común escuchar en cualquier negocio de barrio a vecinas que comentaban «que bueno va a estar el Concejo esta noche» o pasada una sesión que se hablara del debate generado entre diferentes bloques o concejales.
Fue precisamente esa preeminencia la que posibilitó que durante tres años se realizara un ciclo de debates en una céntrica confitería ranchera donde en lugar de escuchar música o discutir de fútbol, eran invitados dirigentes políticos, concejales, diputados (y hasta estuvo a punto de concurrir el Dr. Alfonsín en su carácter de presidente de la República entonces) y se debatía de políticas nacionales, pro-vinciales y municipales.
Y se transmitía por radio y también marcaba agenda.
¿Algún comerciante dispondría hoy una confitería de primer nivel para que todas las semanas una noche se dedique exclusivamente a escuchar a concejales?.
La respuesta es obvia. Y la responsabilidad de tanta decadencia también.
Por ello, como permanentemente ha reclamado este medio en su línea editorial, que se vaya tomando conciencia de la necesidad de recuperar un prestigio institucional perdido es el primer paso para conseguir el objetivo.
Que no será ni fácil ni en breve lapso. Ir terminando con temas serios tratados por la representación ciudadana con una mera declaración. Hacer proyectos que comienzan casi inexorablemente diciendo «vería con agrado que ….» se haga tal cosa o limitarse a ejercer las concejalías llamando al intendente y comentándole que «falta una lamparita o hay un pozo en tal calle» es seguir faltándole el respeto a la propia investidura y aún mas grave, faltándosela al sistema de poderes repartidos como el que rige.
Por ello lo auspicioso escuchado hasta el momento. «El Concejo no puede seguir funcionando en una dependencia del municipio». «El Concejo debe tener un acceso libre e independiente de las oficinas del ejecutivo» y otras expresiones similares parecieran haber prendido en la mayoría de los candidatos que compiten por estos días.
Claro que del dicho al hecho siempre hay mucho trecho. Por ahora lo dicen.
Resta observar que lo lleven a cabo una vez que ya tengan aseguradas sus colas en las bancas por cuatro años.
(Editorial publicada en la edición de TIEMPO de Ranchos del sábado 14-10-2017)