En el país se vive ya la atmósfera de la parte final de una campaña electoral en la que se juega mucho mas -pero mucho mas- que bancas en las legislaturas provinciales y nacionales. Esto hace que todos los acontecimientos de notoriedad se vinculen inmediatamente con dicha campaña. Desde la desaparición de un activista de pueblos originarios a la que evidentemente se subió gran parte de la oposición -al margen de la gravedad propia del caso que nadie pone en tela de juicio- hasta un informe contundente y revelador sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman al que la misma oposición relaciona con un plan de campaña del oficialismo.
Tampoco hace falta afirmar la gravedad institucional que tiene la muerte de un fiscal federal con custodia que debía darle el gobierno de entonces, custodia que se enteró de la muerte casi un día después. Pero, este criterio de las argumentaciones que cada involucrado ofrece como respuesta a los interrogantes que sus situaciones o procesamientos generan, poniendo siempre como pretexto que todo es producto de la campaña no puede tener tanto efecto como para que la sociedad desvíe su atención de los verdaderos causantes de todos y cada uno de los casos resonantes que se están observando.
Y está claro que todos tienen alguna incidencia en la campaña en marcha. Pero…., ¿Qué otra cosa debería ser parte de una campaña electoral y de los elementos que analiza el ciudadano que la corrupción de todo tipo, las mafias, los aprietes, las amenazas que generan una sociedad temerosa, el accionar de la justicia, etc. etc.?
Se afirma: esto es parte de la campaña. Y decimos. BIENVENIDOS QUE FORMEN PARTE DE LA CAMPAÑA.
Nos resulta a todas luces mucho mas convincente que sean estas las cuestiones a incidir en el voto ciudadano que el programa de Tinelli y los candidatos mostrando a sus parejas.
No puede ser obviado el presente que se vive desde hace un tiempo a esta parte en el país. Tampoco el revelador hecho de que la ex presidente Fernández, presionada seriamente por los números de las en-cuestas acaba de afirmar que «en mi gobierno hubo hechos de corrupción: eso es innegable» afirmó hace algunas horas en una frase que años atrás hubiera resultado imposible oír.
Hace pocas horas, también y en un operativo casi de película fue detenido por orden de un juez y en el marco de una causa judicial que lleva varios meses el sindicalista de la UOCRA La Plata Juan «pata» Medina.- No hace falta mucho para dar una semblanza de lo que este secretario regional y sus secuaces han sido capaces de hacer. Utilizando las armas de fuego como como su propio Código penal resol-vieron siempre sus entredichos de esa forma. A punto tal que los sindicalistas nacionales de su propio gremio hace muchos años que no podían ni pisar la jurisdicción platense. Sobran por todos lados los empresarios de la construcción que temerosos, relatan en off los aprietes y las formas de moverse del gremio ante cada inversión. Ante cada construcción. Un par de departamentos en la mayoría de los edificios que construían era solo una parte de «la colaboración» que los muchachos pedían.
Y si era en Puerto Madero mejor.
En veinte años, ni Medina ni ninguno de sus aliados pisó una comisaría. Ni siquiera cuando uno de sus hijos fracturó a policías que quisieron detenerlo en un operativo de tránsito. O cuando paralizaron la obra de una estación cercana a La Plata del Roca a los ti-ros y la mantienen inactiva hasta hoy.
Y vale repasar: esta misma semana, el superministro de toda la vida política Kirchner, Julio de Vido, entre otras cosas el jefe que debía controlar a Jaime, José Lopez, Schiavi y otros, ha podido ser sentado en el banquillo ante un juez. Nunca antes lograron siquiera citarlo a la justicia aunque algunos de sus beneficiarios haya sido un tal Lázaro Baez que hace meses que está preso por delitos en la obra pública por miles y miles de millones de pesos.
Hace ya un tiempo que está tras la rejas el ex secretario general de aeroportuarios «el caballo» Suarez y su gremio intervenido. Este caballo, niño mimado en anteriores gobiernos era mas temido que el de Troya en la historia. «Todo lo que flota en territorio nacional lo controla Suarez» se decía y sobran en la justicia los testimonios de empresas navieras que procuraban no llegar a puertos argentinos porque Don Suarez los esquilmaba para permitirles amarrar.
Y yendo un poco mas atrás, aún con polémicas, el controvertido juez federal Oyarbide se fue apenas llegaron estos aires. Y un poco mas acá, comenzó el corrimiento de los manteros que ocupaban barrios enteros de la capital federal.
Y el clan de La Salada está con sus jefes rindiendo cuentas presos. Y miles de policías con causas ya fueron echados.
«Es todo armado para la campaña» se sigue escuchando.
¿Es qué acaso en veinte o treinta años anteriores no hubo campañas?. ¿Y en esos casos las causas que se armaron alcanzaron a Lilita Carrió, al candidato a jefe porteño Enrique Olivera o al «colorado» de Narvaez que se hicieron públicas una semana antes de las elecciones en los medios y se aclararon una semana después que pasaron las urnas?. ¿Nunca a través de la justicia y con algún pesado en serio?.-
¿Quien protegió durante esas décadas a La Salada, al Caballo Suarez, al Pata Medina, a Lázaro Baez, a Cristobal López?.
Es probable que la campaña electoral ayude a que estos casos se investiguen en el marco de la justicia. ¿Y dónde está lo malo de esto?.
Y Maldonado. Y Nisman. Y ojalá también llegue para el desaparecido Julio López. Y el caso de Carlos Menem Jr. Y tantos y tantos que esta argentina ha vivido hasta casi hacerlos normales en su vida contemporánea.
No pasa inadvertido que aún haya importantes sectores de la corporación política que medio disimulado y otro tanto descaradamente defienden a estos personajes o insisten en que hay «otras intenciones detrás de las que se muestran para estas acciones».
¿Qué razón los motiva para esa defensa?. ¿Qué tienen que ver las mafias como la de la UOCRA La Plata con un proyecto de reforma laboral que castigaría a los trabajadores?.
¿El mensaje es sigamos dejando a los Medina, los Suarez y sus séquitos y todas las mafias en nombre de los trabajadores?.
Debe quedar en claro: es tal la magnitud de lo que se ha enquistado en la argentina en las últimas décadas que lo hecho hasta ahora es apenas el canto de la uña del cuerpo de la corrupción. Que no se puede aniquilar en un solo proceso. La inteligencia indica que se debe ir de mayor a menor. Que obligadamente hay que convivir algún tiempo con alguna parte de esas organizaciones. Porque no hay país que pueda eliminar a todas sus fuerzas de seguridad de un solo acto. Ni terminar con todo el sindicalismo. Ni con to-das las corporaciones.
Sin prisa pero sin pausas.
Y esperando que finalmente todo el arco político sin distinción de banderías se una para esta limpieza imprescindible para soñar con una argentina nueva.
Que sin dudas pasará también por las filas del actual gobierno. Y de los que vengan. Porque impoluto no hay ningún espacio ni político, ni sindical, ni de seguridad ni empresario, ni periodístico por si hace falta decirlo.
La ciudadanía dio un claro mensaje en los comicios de agosto en todo el país. Por encima de sus bolsillos, de sus angustias económicas le dio una importancia jamas observada a la corrupción. Para que nunca mas se confundan sus dirigentes que creen que con plata en el bolsillo a la gente se le puede hace cualquier cosa. Ahora, aparecen los que reconocen corrupción en sus mandatos porque saben que ahí está el gran meollo de la cuestión.
Una vez mas, la gente parece ir adelante de sus di-rigentes. Y si esto es comprendido entonces vendrán muchas campañas electorales donde pasarán muchos de estos episodios. «Son parte de la campaña» dirán sus destinatarios. BIENVENIDAS estas campañas.
Las de los estudios de Tinelli ya pasaron.
(Editorial publicada en la edición del sábado 30 de setiembre de 2017 de TIEMPO de Ranchos)